jueves, 19 de julio de 2012

Una visita a la Familia Plómez

Ayer giramos una visita a la Familia Plómez.
Los Plómez son un grupo de diseñadores gráficos, rotulistas y maquetadores que aman su oficio –y en especial, la tipografía–, y que un buen día decidieron apartarse un rato de la edición digital, airear la mente y volver a tocar las letras de plomo y tinta, tal como eran antes de la llegada de los píxeles. Así lo explican:

“La Familia Plómez es una conspiración nacida al calor de las cañas entre amantes de la tipografía que, habiendo probado los placeres de la composición con plomo, decidieron pasar a la acción, firmar papeles, aligerar el bolsillo, y montar un taller en Madrid como debe ser, con sus máquinas gordas y sus señores con barba, para pasárnoslo estupendamente, mancharnos mucho y reírnos más. Además, nos fijamos otro objetivo: enseñar y difundir lo que supiéramos o aprendiésemos acerca de las técnicas de impresión, la tipografía o cualquier cosa relacionada con la letra. (...) Y esto, ¿por qué?, ¿qué nos ha movido a abandonar la comodidad del mundo digital y nos arroja al mundo de la tinta, el disolvente y el plomo? Es la facilidad del ordenador la que nos ha quitado algo a la hora de utilizar tipografía. Ya no nos fijamos en el equilibrio de los tamaños y espacios que configuran los textos, el ordenador va muy deprisa y este oficio se aprende con calma. ¡Ya está bien de líneas asépticas e impolutas! ¿Es que nadie echa de menos ese sentido táctil que aportan los tipos de plomo al morder el papel o esa imagen imperfecta que transmite una impresión realizada con tipos de madera?”.

Uno de los socios, Fernando Fuentes, nos guio en la visita y nos mostró sus tesoros: las máquinas –una impresionante Korrex llegada de Alemania y una veterana Minerva–, un buen número colecciones de tipos en madera y plomo, y los preciosos armarios donde se ordenan y guardan.

La Familia Plómez es una asociación cultural y se sostiene realizando pequeños trabajos de impresión e impartiendo talleres de caligrafía y composición en plomo y madera. Ahora, su objetivo es hacerse con todo el contenido de una antigua imprenta conquense antes de que acabe en la chatarrería. Para ello, a finales de junio comenzó un proyecto de crowfunding en la plataforma Verkami. Quería recaudar un mínimo de 4.000 €... y ya lleva más de 9.700. Ya lo dice James Gleick en La información (Crítica, 2012): “Difícilmente una tecnología de la información se vuelve obsoleta. Las nuevas van poniendo de relieve a sus predecesoras”.

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