Ya hemos visto libros cocinados, cultivados, reciclados,
mutilados... Parece que recientemente las páginas impresas están en el punto de
mira de los artistas plásticos, y a través de internet asistimos a un fluir constante de obras de arte
cuyo principal (o único) material son los libros.
Paula Swisher consigue insuflar vida a los aburridos manuales técnicos pintando en sus páginas gráciles pajarillos, y Kyle Kirkpatrick usa además un bisturí y añade figuritas humanas para recrear paisajes inquietantes.
Y paisajes (con evidentes rasgos románticos) son las maravillosas obras de la naturaleza que Guy Laramee extrae de los libros: montañas, glaciares, mares embravecidos...
Aún más aburridos que los manuales técnicos son las guías telefónicas, libro inútil donde los haya (a pesar de lo cual estos tarugos amarillos siguen ensuciando las porterías y los descansillos de nuestros edificios, primero, y ocupando un lugar precioso en nuestras diminutas casas, después). Tal vez podríamos mandárselos a Kristiina Lahde, una artista que ha logrado darles valor estético después de formar delicados entramados con sus páginas (a mí me recuerdan a los tambores de las lavadoras).
Y siguiendo con el arte de la escultura, aquí os presentamos un iglú que os dejará helados, construido únicamente con libros encajados entre sí e instalado por el artista colombiano Miler Lagos en una galería de Nueva York.
Y para terminar, aquí tenéis un ejemplo de "la palabra de Dios deconstruida", según define esta serie su autora, Meg Hitchcock. Mediante la técnica del collage y un trabajo de filigrana cuyo resultado podría compararse a un mandala, esta artista emplea en sus obras textos de carácter religioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario